Encarni Chía Mena comenzó su labor social en Fundación Santa Lucía Adsis hace 25 años, propulsando los valores que, a día de hoy, alimentan la esencia de nuestro trabajo.
Actualmente es la coordinadora del Equipo de Incorporación Social en Vivienda (EISOVI) en Pamplona. El equipo de atención especializada que promueve la incorporación social a través del acompañamiento en el acceso a la vivienda.
Su andadura profesional comenzó con la intervención con familias en exclusión social para apoyar sus procesos de incorporación social, labor que sigue ejerciendo en nuestra Fundación.
¿Podrías comentarnos cómo empezaste a trabajar en la Fundación Santa Lucía?
Empecé trabajando en el programa de educación intercultural, en el Centro de Promoción de Minorías Étnicas en La Loma de Santa Lucía. Después estuve como técnica formativa en el área de educación, con una labor de coordinación con los colegios a los que acudían los chavales. Posteriormente, tras la incorporación de los distintos procesos educativos en los recursos de la ciudad, empecé a apoyar los procesos de las familias residentes respecto a su salida del Centro de Promoción. Años más tarde coordiné el proceso de realojo que se realizó en los años 1994-1996 de las familias residentes en las “Casas de Múgica” del barrio de San Jorge y en el Centro de Promoción.
¿Cómo fue esa primera experiencia de trabajo entre familias y viviendas?
Fue un proceso complejo pero muy interesante, aprendimos mucho. Se trató de una búsqueda de viviendas acorde a la necesidad de las familias. Procuramos la implicación de las mismas. La labor de acompañamiento en los procesos de incorporación a los nuevos entornos fue otro de los elementos que se tuvieron muy presentes.
¿Cuándo y cómo te iniciaste en el Equipo de Incorporación Social en Vivienda?
En el año 2000 se solicita nuestra intervención para realizar un nuevo realojo. Numerosas familias se habían asentado en camiones alrededor del Polígono de Agustinos, cercano a la Loma de Santa Lucía. Se habilitó un terreno cercano donde aparcaron los 30 camiones que formaban el asentamiento y durante los dos años siguientes conseguimos reorientar a los grupos familiares. Algunas familias quedaron residiendo en el Centro de Promoción y otras accedieron a viviendas en distintas zonas de Navarra.
Con la experiencia adquirida en estos años, vimos conveniente realizar un proceso de reflexión y planificación muy participado y concluimos que la labor que se había realizado en el Centro de Promoción había llegado a su fin. Se inició un proceso de cierre del Centro y al mismo tiempo un programa experimental de acompañamiento a familias en exclusión o en riesgo de estarlo en entornos normalizados. En 2008 el Programa fue asumido por el Gobierno de Navarra, que finalmente lo ha incorporado a su Cartera de Servicios Sociales como una prestación garantizada. El equipo se denominó EISOVI, Equipo de Incorporación Social en el ámbito de Vivienda.
¿Cómo definirías el EISOVI?
Es un servicio de incorporación social especializado en luchar contra la exclusión residencial a través de actuaciones de información, intermediación, asesoramiento y acompañamiento para apoyar el acceso y/o la permanencia de las familias en una vivienda digna.
Estamos en un lugar privilegiado para ver y conocer la situación de las familias y de la sociedad en este ámbito de la vivienda
¿Qué papel juega el EISOVI a nivel social en Navarra?
Creo que uno de los papeles que ha jugado el EISOVI es el de “bisagra”. Estamos en un lugar privilegiado para ver y conocer la situación de las familias y de la sociedad en este ámbito de la vivienda y por otro lado conocer las dificultades, criterios y funcionamiento de la administración pública, promotoras y propietarios privados. Trabajamos para acercar ambas partes que hace años estaban muy distanciadas. Observamos importantes acercamientos que son fundamentales para el bienestar de la ciudadanía. La consideración actual de la vivienda como un derecho subjetivo es de suma importancia.
¿Cómo se concreta este trabajo en el día a día?
Trabajamos a partir de la derivación de las familias por parte de los Servicios Sociales. Atendemos a las familias según las necesidades de las mismas y los diferentes recursos que existen. Desde una información hasta el acompañamiento a las personas en el acceso y/o permanencia en la vivienda. Podemos trabajar tanto en la oficina, donde normalmente hacemos las primeras entrevistas, como en el domicilio de las familias. Hay momentos en que las oficinas rebosan vida y en otras ocasiones reina el silencio porque estamos en la calle acompañando a las personas con las que trabajamos. No puedo dejar de mencionar también, el conjunto de reuniones de coordinación interna y externa que realizamos el equipo.
¿A lo largo de estos 25 años has detectado variaciones en la realidad?
Sí, muchas a nivel estructural. No tantas en el fondo de la realidad. Siguen existiendo serias dificultades en buena parte de la población para acceder y mantener una vivienda. Hace años eran familias con un alto nivel de exclusión y con muchas dificultades, hoy el perfil es un poco diferente pero las dificultades permanecen.
¿Y en el ámbito social?
A lo largo de los años, hemos atendido a una población muy diversa en características, perfiles y orígenes. Hubo años en que las familias querían comprar vivienda y hemos trabajado en ese área, actualmente y casi exclusivamente trabajamos sobre la vivienda de alquiler.
¿Cómo os mantenéis a la par de la actualidad?
Tratamos de estar siempre al día y en contacto con otras Entidades. Además, el hecho de estar en contacto con la gente nos ayuda a mantener los pies en el suelo. Siempre hemos funcionado con una sensación de reto, de ver cuáles son las necesidades y cómo se pueden cubrir.
¿Qué te ha aportado a nivel personal este trabajo?
Contacto con la realidad y multitud de encuentros y aprendizajes. Me ha enseñado que todo lo hecho con alguien es mucho más rico que hacerlo para alguien. Hay un agradecimiento a la vitalidad que me han aportado todas las familias, los compañeros y las entidades con las que he trabajado.
Como coordinadora del EISOVI, ¿cómo has vivido la conciliación de la vida familiar y laboral?
Hace 25 años muy mal porque era un momento en el que tenía tres hijos pequeños. Tuve que pedir una excedencia, pero luego con el paso de los años ha sido todo más fácil. Si bien es verdad que en la entidad hay bastante flexibilidad, lo cual facilita la conciliación.
Cuéntanos alguna experiencia que recuerdes con más intensidad
Han sido muchas. Una de ellas, cuando trabajaba en el área educativa, tuve que ir a un colegio a comentar el caso de una chavala. Nunca se me olvidará el recorrido de arriba abajo que me hizo la profesora, como un indicativo claro de que estábamos en diferentes posiciones. Lo cierto es que con los años creamos un vínculo y llegamos a trabajar muy bien, pero el primer contacto me ayudó a saber que siempre tengo que colocarme en los zapatos del otro. Ahí capté cómo pueden percibirnos las familias y cómo debemos trabajar junto a ellas.
Otra fue, cuando me encontré con una madre que era incapaz de empatizar con el llanto de su bebé. Fue muy gráfico: todos somos vulnerables y frágiles. Todos, además, pasamos por momentos más difíciles a lo largo de nuestra vida. No es algo que no supiera, pero esa imagen se me presenta siempre que empiezo a juzgar a las personas y me ayuda a resituarme ante ella.
Y la gran experiencia es sin duda el abrazo cariñoso que me regalan cotidianamente, muchas personas y familias al final de una entrevista o cuando hemos acabado la intervención.
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